martes, 8 de noviembre de 2011

NO TAN RADICAL


Estamos bastante acostumbrados a ser radicales y a pensar que es lo mejor. Solemos clasificar las cosas en buena o malas y a descartar totalmente las malas y a adoptar plenamente las buenas.
Personalmente no hace tanto que aprendí este tema. No se trata de eliminar totalmente lo malo ni de adoptar plenamente lo bueno, sino que un poco de lo malo ayuda y lo bueno en exceso puede no ser tan beneficioso.
Vamos a ver ejemplos de lo anterior en distintos terrenos.
En la salud, por ejemplo, decimos “la manteca es mala, porque tiene mucho colesterol, porque es una grasa saturada, etc.”. La cuestión es que una pequeña dosis de manteca permite, además de recibir vitaminas importantes, mantener los mecanismos de defensa del cuerpo en acción. Al igual que una vacuna, que se introduce el germen atenuado para que el organismo arme las defensas. Referido también a la alimentación, la lactosa, que es el azúcar que tiene la leche y que no es digerible para personas mayores. Si se elimina totalmente de la dieta, el cuerpo no va a tener ningún mecanismo activo si alguna vez tomamos algo de leche. Yo aconsejaría en muchos casos mantener una dosis baja de leche en las personas mayores, sin necesidad de eliminarla totalmente.
En la parte agronómica, en una época se pensaba “hay que exterminar a la plaga”
(sea insecto o maleza o enfermedad ). Hoy se sabe que eso es, frecuentemente, muy negativo. El eliminar totalmente la plaga, termina con los mecanismos naturales de defensa, y luego puede volver muy fácilmente, al no tener enemigos.  Ocurría con insecticidas que parecían muy efectivos y “mataban todo”, al poco tiempo se reinfestaba nuevamente y había que aplicar nuevamente el producto. Se empezó a valorar a productos no tan espectaculares, que incluso dejaban viva un porcentaje de la plaga, sin dañar a los enemigos naturales.
Es interesante ver lo que está pasando con las malezas. Se usa en soja un herbicida de los llamados “totales”, que es el glifosato. La soja lo resiste por tener un gen incorporado que le permite resistir al producto. Cuando se empezó a usar indiscriminadamente el herbicida total,  tratando de exterminar las malezas, incluso en los alambrados, empezaron a invadir otras malezas al no tener la competencia de las malezas frecuentes. Se empezó a pensar “no es bueno tener los alambrados tan limpios que no haya ninguna vegetación”, porque por ahí comenzaba la invasión de las malezas nuevas. Estas malezas toleran mucho mejor al glifosato y hay que aplicar altísimas dosis para un relativo control.
El hecho de “querer exterminar” también crea en la plagas un rápida selección de los organismos que se escapan. Se consideró esto con el maíz. El maíz tiene un gen que hace que resista a una plaga, pero se pide a los productores que igual siembren un porcentaje de maíz común porque de otra manera rápidamente aparecerían organismos resistentes.
Si extrapolamos toda esa cuestión biológica a la manera de pensar que tenemos, es posible que empecemos a integrar también un poco de lo aparentemente “malo”, y que olvidemos un poco fanatismos, dogmas, creencias, que no seamos tan radicales y tengamos cuidados cuando empezamos a clasificar las cosas y las personas.

 Daniel Ilari - 2004

No hay comentarios:

Publicar un comentario