miércoles, 9 de noviembre de 2011

CULTIVANDO EL SILENCIO


Habremos  visto o escuchado muchas veces la expresión “el silencio es salud”. Eso que se usa, generalmente, para expresar que desean que evitemos hacer ruido, se puede aplicar también para nuestro interior, para nuestra mente.

Imaginemos una persona que habla continuamente y no puede quedarse callada, o imaginemos alguien que no puede quedarse quieto. Es inevitable que uno piense “no debe andar muy bien de la cabeza”.

La naturaleza tiene sus mecanismos de detener, aunque sea por momentos, a la mente. En el sueño profundo, en el orgasmo sexual, al emocionarse, al escuchar música o ver algo bello, cuando necesitamos una atención muy alerta, por ej. en situaciones peligrosas, la mente se detiene momentáneamente. En la actualidad, sin embargo, creo que hay un desequilibrio entre mente/silencio. La mente actual se encuentra considerablemente acelerada, por muchos estímulos visuales, por el estrés, por nuestras ambiciones sin límites inducidas por  la economía capitalista y su publicidad. Con el agravante de que esta situación complica los mecanismos naturales de equilibrio, muchas personas ya no descansan bien, con tantas tensiones ni funcionan en el aspecto sexual ( o, podría decirse, que el aspecto sexual ha dejado de ser una situación relajante y también se ha vuelto un problema ), no hay tiempo para sentarse a escuchar música, etc.

La meditación sería la práctica que permite cultivar nuestro silencio interior, aspecto necesario para nuestra salud mental y para equilibrar todo nuestro ser. Y las técnicas son de lo más variadas, pero siempre consisten en un truco que ayuda a que la mente se relaje, se quede callada y aparezca nuestra conciencia pura, podríamos decir, nuestro aspecto espiritual ( por eso a la meditación siempre se la ha relacionado con la religión, porque el mismo hecho de relajar la mente y liberar la conciencia significa acercarnos a nuestra parte más profunda y espiritual ).

Nos sentamos en un ambiente tranquilo, cerramos los ojos, y relajamos la mente.

Bien, debería ser así de simple, pero pronto descubriremos que no es nada fácil, que tenemos miles de inquietudes en nuestra mente y parece una tarea imposible que acepte silenciarse.

Y para que empiecen a entender cómo actúan los trucos que usamos para meditar, les voy a explicar una de las técnicas, simple y efectiva. Puede realizarse en cualquier momento, mi maestro prefería apenas nos levantamos por la mañana, o también puede hacerse al atardecer o a la noche, nos sentamos, cerramos los ojos, y nos decimos: “(nuestro nombre) ya no está”, en mi caso digo “Daniel ya no está”, y siento eso en silencio. La mente se relaja porque trabaja sobre la personalidad, nuestra personalidad es una mera invención de nuestra mente.

Y es, finalmente, nuestra personalidad la que nos agita, es el viento que sacude el mar de nuestro silencio interior.

Daniel Ilari - 2003

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