jueves, 24 de noviembre de 2011

AMAR LO QUE UNO HACE Y HACER LO QUE UNO AMA


   Esto tiene que ver con la profesión, con la vocación, con lo que hacemos en nuestra vida para procurarnos un ingreso económico, y que nos suele insumir muchas horas diarias.

    Hay personas que tienen el agraciado don de amar todo lo que hacen. Pueden hacer cualquier  tarea o trabajo estando felices, y lo hacen bien y son responsables. Parecen valorar otras cosas al mismo tiempo: estar vivo, estar sano, usar sus capacidades, el nuevo día, las relaciones humanas, la naturaleza, la música. Si uno tiene la suerte de ver las cosas con esa perspectiva, bárbaro, sigan por ese camino de dicha y bendiciones.

   Tenemos otras personas, también agraciadas, indudablemente, que sólo aman hacer determinadas cosas. Tienen una vocación, tienen en claro lo que les gusta hacer y lo que no, entonces hacen sólo algunas cosas. Y las cosas que hacen las hacen bien y son responsables y van mejorando siempre y se especializan. Lo que hacen les permite tener un ingreso, sea por productos o por servicios prestados, y con ese ingreso, contratan a otra gente que le gusta hacer lo que a ellos no les gusta. Felicitaciones para ellos también, es un lindo camino.

   Y así como tenemos dos caminos rociados de flores, tenemos otros dos caminos que dan pena.

   Las personas que nunca pueden hacer lo que les gusta y tienen que hacer  siempre lo que no les gusta. Para evitar meterse en ese camino hay que pensar bien las cosas antes, porque estando ya atrapado en la red es complicado salir. Por dar un ejemplo real, una persona que tiene que manejar un taxi 12 horas por día, cosa que no le gusta, para poder mantener una familia con 5 hijos. No es fácil salir de esa situación, más aún si no se tiene estudios y más aún si no se es muy astuto, cosa que posiblemente descartemos por haberse metido en semejante embrollo. Pero bueno, siempre hay una luz de esperanza, y la persona podría empezar a planear como cambiar de camino y entrar en uno de los dos primeros. Lo mágico es que si cambia su actitud y su manera de ver las cosas, sin demasiados cambios exteriores, podría pasar al primer camino “ amo todo lo que hago porque yo soy así y agradezco a Dios por lo que me da “. Pero a veces estos cambios internos no son nada fáciles, y hasta parecen más fáciles los externos. Si nuestro querido taxista tiene definido qué es lo que realmente le gustaría hacer, y empieza de alguna manera a cultivar ese futuro, pueden producirse a mediano plazo, cambios importantes. Puede empezar a leer, a estudiar, a hacer definitivamente lo que le gusta, usando como dijimos mucho el ingenio para hacerse de los tiempos y las formas. Estará armando las bases para una vida distinta.

   El otro camino que da pena es el del que nada le gusta, y cualquier cosa que haga la hace mal y a desgano. En el caso anterior la persona parece estar perdida en la vida, sin rumbo,  y en este caso parece estar perdida en sí mismo. Acá hay que hacer un profundo replanteo de la manera de mirar la vida, porque no hay otra salida para una infelicidad crónica. Tal vez la persona tendría que empezar por agradecer a Dios o a la vida por lo que tiene y valorarlo. Valorar la vida, su salud, su familia o amigos. Y empezar a amar, porque si no abrimos las puertas de nuestro corazón no amaremos nunca, ni amaremos que hacemos ni amaremos a nadie, y nunca seremos felices.

    El tema del dinero confunde más el tema de la vocación y de hacer lo que uno ama. Muchos empiezan a perseguir el dinero sin importar lo que hacen. Lastimosamente hay gente que se prostituye bastante por el dinero, y empiezan a hacer cosas que no los gusta porque necesitan ese dinero, y esto es causa muchos males modernos, desde el estrés hasta problemas de salud y enfermedades.

   Lo ideal sería que el dinero siempre venga como consecuencia. O sea, hacemos lo que nos gusta, lo hacemos bien y responsablemente, y prestamos un servicio importante a los demás y como contrapartida viene el dinero. El dinero como único fin no va, el dinero sólo es un medio de cambio.

   Todo lo expuesto ustedes podrán verlo a diario. Verán mucha gente que hacen las cosas mal y a los apurones y no tienen ninguna vocación, y si buscan un poco más, también podrán encontrar a gente que hace lo que le gusta. Verán que siempre es maravilloso estar en el equipo con gente que le gusta hacer lo que hacen, son responsables, lo hacen bien, y hasta contagian su felicidad.
 Daniel Ilari - 2011

miércoles, 23 de noviembre de 2011

EL ESTADO DEL SER Y LA MEDITACION


   El Ser natural de nosotros es el Amor. En el Amor, hay Inteligencia y Bondad.

   Nacemos siendo el Amor. Luego vienen condicionamientos, ocasionados, principalmente, por errores ancestrales en la crianza y en la llamada “educación”, que nos hacen ver incompletos, que nos hacen pensar que tenemos que “ llegar a ser “. La falta de conocimientos o habilidades de los niños nos implica que les falta Amor, Inteligencia o Bondad.

   Luego aparece el “yo”, con sus interminables deseos. Deseamos lo que nos produce placer y queremos escapar de lo que nos produce dolor. Los deseos inagotables terminan siendo una fuente de angustia.

   De nuestro estado natural de Ser, pasamos a la condición de “llegar a ser”, que es una condición de esfuerzo, de dolor y de infelicidad.

   Esta condición nos atrapa en un círculo vicioso, ya que es imposible escapar de la condición del esfuerzo esforzándonos, es imposible escapar de la condición de “llegar a ser” tratando de llegar a ser algo.

   En la meditación nos enfrentamos con esos estados y esas trampas, cara a cara.

   Es difícil definir qué se hace cuando se medita. Tan sólo dejamos que se manifieste nuestro estado natural de Ser, sin esfuerzos. En la meditación no tratamos de lograr nada, si fuera así estaríamos en un estado de esfuerzo y de llegar a ser.

  “La búsqueda de la felicidad y de la paz jamás terminará”, y eso es porque la felicidad y la paz se manifiestan como expresión natural de nuestro Ser, cuando no estamos buscando nada..

Daniel Ilari - 1994

EL AMOR


Se habla mucho del Amor, tal vez, más de lo que se comprende. Vamos a hacernos una idea de lo que es el Amor. La forma más práctica que tenemos de ejemplificar lo que sucede cuando está el Amor, puede ser en relación con otra persona. Cuando el Amor apenas se manifiesta, tenemos al deseo, el “te quiero para mí”,  incluso, a veces, a expensas de lo que quiera la persona querida, El ser querido, es querido porque obra como estímulo para que aparezca en nosotros el Amor. Su belleza, su dulzura, su bondad, su inteligencia, hace que nuestro yo se admire y se calle, y dé lugar, por momentos, al Amor. Eso nos maravilla, y entonces deseamos a la persona que nos produjo dicha experiencia, sin percatarnos, quizás, de que lo que realmente anhelamos es repetir esos momentos de Amor, en los que el yo se calla. Ahora, nadie puede actuar continuamente de estímulo sobre otra persona para que aparezca el Amor; los estímulos van dejando de producir efecto, y es porque nadie nos puede dar lo que, realmente, debe salir de nosotros.
Ahora imaginemos que el Amor se expande más en nuestro corazón. Descubriremos, entonces, que es posible amar sin poseer, o dicho de otra manera, no es necesario poseer para amar. Se empieza a volver más importante el Amor y menos importante el yo, y al no estar el yo, no hay deseos de poseer.
Y en la cumbre del Amor, ya no hay dualidades, sólo está el Amor, ese Amor total en el que damos todo y no pedimos nada, y en el que ocurren dos cosas extraordinarias. Por un lado, como damos todo, nos desligamos completamente de nuestro yo, y esto se aprecia porque estando el Amor, no tememos morir, ni soportar el peor castigo, ni desaparecer para siempre. Y, por otro lado, como no exigimos nada, nos desligamos también del ser amado. Queda entonces sólo el Amor Eterno, el que es también Paz y Libertad.
Daniel Ilari - 1993

(publicado en el diario El Informe, de Venado Tuerto, Viernes 12 de marzo de 1993)

martes, 22 de noviembre de 2011

¿POR QUÉ NO ENSAYO INSECTICIDAS?


Un día quería ensayar un repelente para chinches verdes (Nezara viridura) que es un hemíptero bastante conocido, que suele buscar refugio en el otoño en la ropa tendida o debajo de las cortezas de los árboles. Ese bichito causaba daño en los cultivos de soja, ya que picaba los granitos y los arruinaba. Ese día de verano estuve atrapando unas cuantas chinches en un cultivo de soja. Se atrapan muy fácilmente,  porque, si uno las agarra con la mano y no las aprieta, no desprenden olor, que es su única defensa. Luego las puse en una bolsa de plástico. Al llegar a mi laboratorio, puse  dos o tres en una lata sin tapa, porque las pobrecitas, no pueden remontar vuelo hacia arriba, sino que necesitan salir volando horizontalmente una buena distancia.  Entonces las fumigué con un repelente que había hecho en base a un extracto de cebolla. Cuando las miro, se estaban rascando los ojitos con sus manitos. Parecían cristianos. Así que me dieron lástima, las largué a todas, y no ensayé más insecticidas.
 Las chinches hacen hoy menos daño en la soja, porque la naturaleza reguló la población de las mismas al aumentar sus enemigos naturales.

Daniel Ilari - 1998