lunes, 7 de noviembre de 2011

LO QUE DEPENDE DE NOSOTROS Y LO QUE NO

   He aquí un tema importante para nuestra paz interior.
   Es bueno saber que hay cosas que dependen de nosotros, cosas que debemos ocuparnos activamente para que funcionen o que, si no las hacemos, podemos tener consecuencias desagradables. Hay un dicho criollo que dice: “ no es bueno quedarse tranquilo cuando hay algún peligro “. Todo lo que tiene que ver con la seguridad, con la seguridad de nuestros hijos y de nuestra familia, de nuestro entorno, posiblemente dependa directamente de nuestras acciones. Ejemplo: las precauciones que podamos tomar ante un accidente por la electricidad, más aún si hay niños en nuestra casa, el tener disyuntores, tomacorrientes altos si hay bebés, enchufes que tienen las “patitas” aislantes. Todas esas medidas van a depender de nosotros, de nuestra capacidad de prever posibles accidentes. Esta es la primer parte del tema, hacer lo que tenemos que hacer.
   La segunda parte del tema: lo que ya, no depende de nosotros. Esta parte deberíamos aceptarla tal como dice el padrenuestro: “hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo “. Para los que no creen en Dios, será: “aceptar el destino “, o “aceptar que eso sucedió y no dependía de nosotros y que no podíamos evitarlo ”.
   En mi caso en particular, yo siento que debo ocuparme, lo mejor posible, de lo que depende de mí, siento que debo tener mi conciencia bien despierta en eso. Y luego mantengo mi paz y mi aceptación, en lo que pueda suceder, que ya no es mi terreno, que es la voluntad de Dios o de mi destino.
   Ahora recuerdo algo que leí en algún libro de Castaneda, en el que su maestro espiritual, Don Juan, decía  que siempre trataba de hacer las cosas con la máxima eficiencia, y que  luego, ni se preocupaba por los resultados (que no dependen de nosotros, tantas veces).
   Ejemplo final de todo esto. Hace pocos días operaron a mi hijita Melisa, de 12 años, de un problema de la cadera. Era una operación realmente importante. Considero que hice todo lo que estaba en mi poder para solucionar ese  problema. Consulté con los mejores especialistas, tanto en Rosario como en Buenos Aires, se hizo todos los estudios necesarios. El equipo que la operó era inmejorable. Y cuando entró al quirófano, sabía que empezaba la segunda parte: “Dios, estoy en tus manos “. Como siento que lo que importa es lo que uno hace, y no lo que a uno le sucede, porque lo que a uno le sucede ya no está en nuestra esfera de acción, suelo estar en paz en esos momentos, que podrían ser terriblemente angustiosos.
Gracias a Dios, la operación de Melisa salió muy bien.

Daniel Ilari - 2006

No hay comentarios:

Publicar un comentario