miércoles, 9 de noviembre de 2011

EL QUE TIENE EL DON Y EL QUE NO LO TIENE


A todos nos gustaría tener dones, por naturaleza, tener facilidad para la música, el canto, los deportes, para cualquier cosa. Un don, es como un regalo de nacimiento. Sería bueno tener muchos dones, indudablemente.

De todos modos, hay que ver que el don es siempre una diferencia que se tiene en la primera etapa del aprendizaje. Por ejemplo, de chiquito me maravillaba el hijo de la profesora de piano, que tenía el don o la habilidad de encontrar rápidamente las notas en el piano y sacar un tema. Luego de un buen período de tiempo yo también puedo hacerlo, era una diferencia de entrada, como si él ya saliera con ventaja la carrera.

¿Cómo desaprovechar un don? Hay varias formas, pero la más habitual es dormirse en los laureles, no tener perseverancia y no seguir mejorando más. Entonces, es muy habitual, que el que parecía sin dones pero que es perseverante, llegue un momento en el que alcance al que tiene dones, y luego lo empieza a superar.

¿Cuáles son las desventajas de tener un don? Esto parece contradictorio, porque decíamos  lo bueno que sería tener muchos dones. Pero es que un don puede ser algo difícil de manejar. Suele ocurrir que personas con un don muy grande para la música o la poesía, con mucha sensibilidad, se desequilibran   psicológicamente y hasta pueden terminar muy mal. Puede verse en la historia de la música y la poesía, suicidios, locura, soledad e incomprensión. Mi maestro de meditación decía que él nunca deseó tener dones, porque el don vuelve al ser humano más estúpido, se vuelve soberbio, y  piensa que es más que los demás

Y, viéndolo desde otro punto, el que no tiene el don, tiene una gran ventaja cuando de enseñar se trata. La persona que tiene un don, generalmente, es un pésimo maestro. Al tener una habilidad  sin haberla aprendido, innata,  no se da cuenta de las dificultades que hay en el camino. Son mejores maestros las personas a las que les costó mucho sacrificio llegar a un buen nivel, porque no tenían ninguna condición. Ellos conocen  cómo han debido aprender cada paso.

Todo lo anterior nos lleva a pensar que, tal vez, más importante que el don, es que algo nos guste realmente hacerlo. Si no nos gusta, por más que tengamos el don, nos faltará perseverancia. Y si nos gusta y tenemos perseverancia, así no tengamos ningún don, será solo cuestión de tiempo y aprendizaje, y hasta podremos llegar a ser buenos maestros.

Daniel Ilari - 2004

No hay comentarios:

Publicar un comentario