El amor debe ser siempre más
importante que las ideas. Las ideas separan, dividen, marcan diferencias, y, si
no se tiene en claro que el amor básico es más importante, todo intercambio de
ideas terminará en pelea o discusión. El
amor básico se refiere a ver al otro como hermano, como ser humano que comparte
con nosotros esta experiencia de la vida y la creación.
Yo tuve y tengo dos amigos
que se llamaban, ambos, Miguel. El primero
vive en una ciudad del norte de Buenos Aires y es ingeniero agrónomo como yo.
En la facultad de agronomía él y yo éramos los más estudiosos, digamos. Es muy
inteligente, pero tenía una forma de ver
las cosas muy distinta a la mía, y siempre enfocaba las cosas de otra manera,
lo que a mí me parecía obvio él no lo veía, y viceversa. Entonces, entablábamos
largas discusiones. Pero lo interesante del tema es que nunca nos agredimos,
y luego de discutir mucho, siempre íbamos a comer juntos. Nunca la diferente
manera de pensar, pudo con el respeto y el afecto que nos sentíamos.
Y el otro Miguel era un
compañero de teatro. Para mí un delirante, un ser extraterrestre, y supongo que
él me veía de igual forma. No había ni
siquiera forma de entablar una discusión porque era como si habláramos
distintos idiomas. De todos modos, el afecto igual nos unía, era la base de
nuestra relación. Y siempre fuimos buenos amigos. El vive ahora en Buenos
Aires, pero cuando viene a Venado Tuerto me llama, y charlamos un ratito en
distintos idiomas. Pero Igual nos apreciamos mucho, creo que nos apreciamos por
lo distintos que somos.
Una cuestión importante al
discutir las ideas, es ¿quién tiene la verdad, la razón?. La verdad siempre la
tendrá la lógica, el criterio, y uno debe aprender que no siempre tenemos la
razón nosotros. Hay que pesar argumentos y ver cuál es la idea más acertada.
Tampoco creernos dueños de las ideas, u ofendernos si atacan nuestra idea. Las
ideas, son ideas, y nadie es dueño de las ideas, uno puede adherir o no a
ellas.
La perspectiva del amor
básico, no se debe perder nunca, aunque tengamos diferente manera de pensar.
Entonces las discusiones serán creativas y no semillas de guerras.
Daniel Ilari - 1999