Leía en una revista, encuestas sobre lo que la gente consideraba necesario
para ser feliz. Por lo visto los encuestados consideraban que los dos pilares
más fuertes eran: estar pleno en el terreno afectivo y en lo espiritual.
Considero que el terreno afectivo, es
fundamental para nuestro bienestar. Y creo que podemos equivocarnos o fracasar
en muchos aspectos, pero en éste, no. Puedo perder una discusión, un partido de
tenis, dinero, quedarme callado ante una conducta injustificada de otra
persona, cualquier cosa, si es con el fin de evitar heridas en el terreno
afectivo. Muchas veces, lo demás se recupera rápido, pero las heridas en lo
afectivo suelen ser marcas a fuego, que
pueden dañar irremediablemente una relación.
Pero vayamos a ese otro aspecto que es “lo
espiritual”. Se escucha muchas veces que lo espiritual es tener fe, creer en
Dios. Podría expresarse de otra manera para incluir a mucha gente que piensa
que tener fe, es creer en hadas: El
camino de la fe comienza teniendo dudas “. Tener duda de que lo que vemos es
todo lo que existe, tener dudas sobre la
vida, sobre el amor, sobre la energía, el tiempo, el universo, sobre nosotros
mismos, sobre nuestra razón de ser, sobre nuestro origen y destino.
Frecuentemente, llegan personas a lo
espiritual, porque descubren que lo que llaman éxito, y todos sus símbolos, el
dinero, el placer, son momentáneos y vacíos. Y se encuentran con lo
espiritual, que, si es algo genuino, no será
demasiado consuelo, será un terreno sembrado de dudas. No era el paraíso que
esperaban, lleno de certezas, de flores
cayendo desde el cielo. Es adentrarnos en el misterio y lo desconocido, y a medida que más sepamos, más humildes nos
volvemos, más conscientes de nuestra ignorancia. Iremos con un corazón
inocente, porque ningún conocimiento nos sirve cuando vamos hacia el misterio
infinito. Algún día, posiblemente, sentiremos que ese misterio infinito, al que
se le puede dar muchos nombres, amor, Dios, paz, libertad, felicidad, vida,
silencio, es la base de nuestro mismo ser.
¿Y qué es, entonces, lo que ayuda a que la persona “espiritual”
sea más feliz ? Si bien, la misma
felicidad, o el mismo amor, son cosas inexplicables, no son tan difíciles de
experimentar o de sentir, si dejamos abiertas las puertas de nuestro corazón.
La expresión de esa naturaleza interior tan
profunda, que podríamos llamar
“nuestra misma esencia”,
parece ser fundamental para ser feliz.
¡ Qué misterio, ¿no? !.
Daniel Ilari - 2005
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